El hidrógeno es un elemento químico muy común en el universo y en la Tierra, aunque por lo general no se encuentra en estado puro. Fue descubierto en 1766 por el químico británico Henry Cavendish, quien lo llamó «aire inflamable» debido a su capacidad para reaccionar y arder.
Desde entonces, el hidrógeno ha sido ampliamente estudiado y utilizado en numerosas aplicaciones industriales y tecnológicas, como la producción de amoníaco, el refinamiento de petróleo y la propulsión de cohetes.
Sin embargo, la leyenda más conocida sobre el hidrógeno se refiere a su uso como combustible en la famosa nave espacial de la NASA, el Transbordador Espacial. Esta leyenda cuenta que el hidrógeno fue elegido como combustible debido a sus propiedades únicas, como su alta eficiencia energética y su bajo impacto ambiental. Se dice que la nave espacial era impulsada por dos motores principales, uno que funcionaba con hidrógeno líquido y otro con oxígeno líquido. Cuando estos dos elementos se combinaban, se producía una explosión controlada que generaba la energía necesaria para propulsar la nave.
Es importante destacar que el uso del hidrógeno como combustible no es exclusivo de la NASA o de la tecnología espacial. De hecho, la industria del transporte y la automoción ha estado explorando el uso de hidrógeno como combustible alternativo y sostenible durante décadas.
Otro hecho interesante sobre el hidrógeno es que es el elemento químico más abundante en el universo, representando cerca del 75% de toda la materia visible. También es un elemento muy importante en la biología, ya que forma parte de moléculas como el agua y muchas biomoléculas esenciales para la vida.
En cuanto a su historia, se cree que el hidrógeno se formó en las primeras etapas del universo, poco después del Big Bang. A medida que las estrellas se formaban y evolucionaban, producían hidrógeno mediante un proceso de fusión nuclear. De hecho, el hidrógeno es el combustible principal que alimenta la fusión nuclear en el sol y otras estrellas similares.
En resumen, el hidrógeno es un elemento químico muy importante y versátil, con propiedades únicas que lo hacen adecuado para una amplia gama de aplicaciones tecnológicas y científicas. Si bien su uso como combustible es una de las aplicaciones más conocidas, también es fundamental para la biología y la formación y evolución del universo.