El níquel ha sido utilizado por la humanidad desde hace mucho tiempo, con evidencia de su uso como una aleación natural de níquel-hierro meteórico que se remonta a aproximadamente el 3500 a.C. Se han encontrado artefactos que datan de la Edad de Bronce que contienen níquel, lo que sugiere que este metal era conocido y utilizado por antiguas civilizaciones en la creación de herramientas, armas y objetos ornamentales. Por ejemplo, se han hallado objetos de níquel en tumbas egipcias de la dinastía XVIII (1550-1292 a.C.), dejandonos claro que el níquel era valorado en la antigüedad por sus propiedades físicas y químicas únicas.
Pero hoy hablaremos de otra historia algo más reciente, y bien curiosa por cierto. Hace mucho tiempo, en la Edad Media en Alemania, los mineros que buscaban cobre en las Montañas de Erzgebirge se encontraron con un mineral amarillo metálico que parecía ser cobre. Sin embargo, cuando intentaron extraer cobre de este mineral, no tuvieron éxito. Los mineros estaban desconcertados y se preguntaban por qué no podían obtener cobre de este mineral que se parecía tanto al cobre.
Pronto, los mineros comenzaron a culpar a una criatura traviesa y juguetona que formaba parte de la mitología alemana, llamada «Nickel» o «Kupfernickel». Se decía que Nickel era un pequeño espíritu o duende que habitaba en las minas y causaba problemas a los mineros, haciendo travesuras y maldiciones.
Los mineros creían que Nickel estaba jugando con ellos al hacer que el mineral se pareciera al cobre pero que en realidad no contenía cobre en su interior. Por eso, comenzaron a llamar a este mineral «Kupfernickel» en alemán, que significa «cobre del diablo», en referencia a la travesura de Nickel.
Con el tiempo, los geólogos y científicos descubrieron que este mineral era en realidad una nueva sustancia compuesta por níquel y arsénico, que más tarde se conoció como «nickeline» o «niccolite». Fue gracias a la creencia en la existencia de Nickel, la criatura traviesa, que este mineral recibió su nombre y se dio a conocer como una nueva sustancia química.
En honor a esta historia y a la criatura mitológica, el Barón Axel Fredrik Cronstedt, un científico sueco, decidió llamar a este nuevo metal blanco que descubrió «níquel», en referencia al espíritu que había dado su nombre al mineral. Desde entonces, el término «níquel» se ha utilizado para referirse a este metal y su aleación con otros elementos, como el cuproníquel, que se utiliza en la fabricación de monedas y otros objetos.